EDITH ESTÁ FELIZ COMO NUEVA MAMÁ
Edith González, una orgullosa madre que lleva en sus brazos a su pequeñita; es Constanza, la niña que llenó de felicidad la vida de la actriz
Sólo se escuchaba el sonido de una cajita musical. El silencio acompañaba la salida del sol de medio día. En el ambiente se respiraba tranquilidad. La que es propia del entonrno de la vida. El nacimiento de un nuevo ser. Un momento mágico repleto de dulzura.
Edith González apareció vestida de blanco. Un rebozo de Santa María descansaba en su hombro izquierdo. A paso lento por la recuperación, la protagonista de Corazón Salvaje sonrió para iluminar la habitación.
No hay palabras para describir su rostro. Sólo aquellas mujeres que ya han sido mamás, podrían expresar con frases lo que se lleva en el corazón.
Despacio se sentó cómodamente en un sillón cerca de la ventana que daba al jardín. Me senté a su lado y comenzamos a platicar. Son muchos años de conocernos, pero poco tiempo de convivir. Quizá entre foro y foro, entre novela y novela. Pero nada de cuestiones personales.
Fue maraviloso escucharla hablar. Con aquella paz que tiene en el alma. Con toda la plenitud que puede tener una mujer como ella que da vida con un rostro distinto. Con el camino que ella decidió. Eligiendo la maternidad sin tomar en cuenta las demás opiniones. Así de fácil.
Está agradecida con la vida. Constanza luego de pasar por algunas dificultades, está sana, más que nunca. Ya visitó por primera vez al pediatra y ese fue el resultado.
Luego de 45 minutos apareció Doña Ofelia, la orgullosa abuela, cargando la canasta donde venía el regalo del cielo. La vistieron de “gala” para que apareciera en la televisión. Un trajecito blaco con un suéter morado, elaborado por mujeres invidentes que sólo hacen ropita para recién nacidos.
Para finalizar, Edith González agradeció a todas las integrantes del club “Las Gonzalitas”. Mujeres italianas, argentinas, croatas, y griegas, que tan amablemente le mandaron regalos y cartas a su hija.
Mientras nosotras nos despedimos con un gran abrazo, Constanza despertaba porque ya había llegado la hora de comer.
Felicidades de corazón a Edith y a su pequeña Constanza.
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